La música clásica en la publicidad
Previous
RANDOM
La música y sus efectos: los beneficios del aprendizaje musical
Next
Empleabilidad

El gambito de Albéniz

by Miguel Rodríguez24 febrero, 2016

Desde la fundación de Social Musik, el encontrar nuevas ideas para nuestro sector se ha convertido en uno de los principales objetivos que muchos de los colaboradores perseguimos al escribir nuestros artículos. Ya sean lavados de cara a los conciertos de toda la vida, casos de éxito o simplemente exponer otros sistemas de patrocinio, se buscan siempre aportes diferentes que, como ya dijo David Muñoz, ayuden a generar un debate que ofrezca soluciones a los problemas que enfrentamos. Pues bien, hoy traigo un caso particular que me ha llamado la atención.

El ajedrez, ese fantástico deporte que goza de escasa difusión en nuestro país pese a ser el que más torneos organiza del mundo, cuenta con numerosas competiciones y exhibiciones que algunos “locos” siguen y analizan con verdadera pasión. Uno de esos “locos” es Leontxo García, periodista y ajedrecista que ha consagrado su vida al deporte del tablero hasta convertirse en una voz respetada dentro de su sector. Precisamente leyendo uno de sus artículos me encontré con que en el torneo de Zúrich se dieron cita dos de los principales problemas que tenemos en nuestro “mundillo”: La innovación y la dificultad de encontrar medios económicos para sacar proyectos adelante.

Como podréis ver al final del artículo, parece que el ajedrez de competición vive prácticamente del patrocinio privado – justo la situación contraria a la nuestra – algo que quizá nos puede servir para aprender a captar fondos para nuestros proyectos. Pero casi más interesante es la parte en la que el autor habla de un nuevo sistema de partidas, una bocanada de aire fresco para el sector que, cuaje o no, muestra las ganas de evitar el estancamiento y lograr que el ajedrez goce de mayor interés. ¿Nos suena esta situación? Efectivamente, la música clásica tiene el mismo problema pese a contar con un potencial social y emotivo que supera con creces a muchas otras formas de arte, cultura o, por qué no decirlo, ocio.

Lo que la música puede aprender del ajedrez Clic para tuitear

Impresiona ver que en una competición como la de Zúrich se programa un concierto en la inauguración – todo un gambito para la economía del torneo -, “interpretando a Paganini, Albéniz (Asturias) y Piazzola, entre otros” como nos cuenta el Sr. García… y es que esto puede llevarnos a interesantes reflexiones. ¿Qué ocurriría si juntamos el deporte cerebral por excelencia con el lenguaje universal que es la música? ¿Cuánto se podría aprender de dos modelos económicos antagónicos: casi todo mecenas frente a casi todo subvención? ¿Por qué no existen proyectos interdisciplinares que se nutran de las ventajas de ambos mundos? ¿Qué problemas surgen?

La primera realidad que puede venirnos a la mente es que del dicho al hecho hay mucho trecho – la sabiduría popular está ahí por algo – pero no por ello es menos verdad que las nuevas preguntas llevan a nuevas reflexiones para aportar nuevos puntos de vista, hecho inequívocamente útil para nuestro maltrecho panorama. Buscar lo que nos une – “alta cultura”, público especializado, gran consideración pero bajo seguimiento – quizá sirva para crear nexos y con ellos soluciones para ambos mundos, algo positivo y, hasta cierto punto en vista de la situación, necesario.

Miguel Rodríguez
Fagotista, escritor y gestor cultural. Director técnico en la Barbieri Symphony Orchestra y colaborador en Conciertos Vitoria S.L.

Leave a Response

*