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Nuevos modelos de gestión: Detroit Symphony Orchestra

by Miguel Rodríguez7 octubre, 2015

No es ningún secreto que la ciudad de Detroit ha sido una de las más castigadas por la crisis de 2008, pasando de ser el corazón de la industria automovilística estadounidense a declararse en bancarrota en julio de 2013.

Con este triste panorama difícilmente se puede hablar de mantener grandes instituciones culturales, sobre todo con el sistema anglosajón que impera en Norteamérica – del que hablaremos en otra ocasión. Sin embargo, como se suele decir, crisis es igual a oportunidad, y así prefirió verlo la Detroit Symphony Orchestra (DSO) después de tocar fondo en 2010 teniendo que suspender su actividad a mitad de la temporada por falta de financiación y huelga incluida.

Con la llegada de la nueva temporada, músicos, administración y gerencia decidieron remar en la misma dirección y hacer las cosas de manera distinta: ya que no podían ser la mejor orquesta del mundo – dada la precaria situación -, apostaron por ser la orquesta más accesible del mundo. Cambiaron su estrategia centrándola en las plataformas online, retransmitiendo conciertos en streaming de manera que cualquiera pudiese disfrutar de sus actuaciones sin importar hora o lugar.

No obstante el planteamiento más importante fue poner el foco en su radio de acción más inmediato: la propia ciudad de Detroit.  A través de las Neighborhood Series lograron aumentar el número de abonados un 25% entre 2011 y 2014, algo impensable tras la debacle económica de la Motown.

El beneficio social de una orquesta sinfónica. El caso de la DSO Clic para tuitear

Pero aún hay más. Precisamente trabajando en su radio de acción la DSO ha desarrollado una serie de conciertos temáticos llamados Classroom Edition, colgados en su web de forma que cualquier colegio pueda utilizarlos para sus clases de música, creando además una guía didáctica para cada uno y ejercicios para el alumnado. De esta manera la orquesta se convierte en un engranaje más del sistema educativo, siendo una herramienta de aprendizaje para los más pequeños – que con un poco de suerte acabarán convirtiéndose en futuros abonados de la agrupación.

Puede que alguno piense que esto está muy bien, pero que las orquestas han de hacer sus conciertos “serios” con solistas y maestros de prestigio que entusiasmen al público y mantengan la agrupación dentro de las más importantes del país… pues bien, en su última temporada la DSO ha trabajado – o va a trabajar en 2016 – con artistas de la talla de Jean-Yves Thibaudet, Yo-Yo Ma o Joshua Bell dentro del mundo “clásico” y Bobby McFerrin en su Annual Classic Roots. Es más, en 2013 la orquesta volvió tras diecisiete años de ausencia al Carnegie Hall para tocar en el Spring for Music Festival – acontecimiento más importante del festival según el New York Times.

Como se puede ver la conjunción de la orquesta “tradicional” y la generación de sinergias con el entorno es posible si hay voluntad para ello. Es una lástima que sólo en tiempos de crisis las ideas como esta salgan adelante, apostando por lo social, la educación e innovación como motores de cambio. Afortunadamente, como se puede ver, el esfuerzo vale la pena.

Miguel Rodríguez
Fagotista, escritor y gestor cultural. Director técnico en la Barbieri Symphony Orchestra y colaborador en Conciertos Vitoria S.L.

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