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La gestión musical: esa gran desconocida

by Miguel Rodríguez4 septiembre, 2015

La labor de despacho parece aburrida y oscura, tan alejada de los focos que iluminan al músico… y sin embargo es crucial.

Hagamos un pequeño ejercicio de memoria: ¿Qué hace falta para dar un concierto? Si, la pregunta es fácil, pero vamos a darle un poco de vida a la cosa y pongámonos a enumerar. Obviamente es necesario un conjunto de músicos, un director si estamos hablando de una orquesta, instrumentos, atriles si no se toca de memoria, sillas si no es de pie… ¿hemos terminado? Nada más lejos de la realidad. Probablemente haya habido mínimo dos meses más de actividad anterior al primer ensayo, ya que a lo anteriormente dicho hay que añadir las necesidades de la sala de ensayos, el espacio en el que tocar, alquiler de instrumentos, gestión de entradas y público, publicidad, redes sociales, montaje y desmontaje de escenarios, alquiler de partituras… y eso sólo por ir calentando.

El párrafo anterior nos muestra que para un simple concierto hacen falta muchas más cosas que los músicos y el director vestidos de gala frente a la audiencia. Tanto es así que seguramente sea más fácil que se cancele el concierto porque cualquiera de los eslabones de la cadena ajena a los mencionados en la anterior frase no haga su trabajo a que cualquier músico no vaya al concierto.

Pongamos el ejemplo de que el primer oboe se parte la mano en el ensayo general. En seguida se buscará un recambio que haga sus solos y saque adelante el concierto (con los problemas pertinentes, nadie dijo que fuese fácil). Ahora pensemos que la persona encargada de firmar los contratos no lo hace. O el mensajero que trae las partituras tiene un accidente. O el encargado de las taquillas se pone en huelga. Adiós concierto.

Sin la gestión musical, no hay concierto Clic para tuitear

Con esto no quiero decir que el hecho musical en sí no tenga como protagonistas a los músicos – eso sería una memez – sino que en el proceso que lleva al concierto hay muchos factores que intervienen, y muchas más personas que trabajan por ello que sólo los artistas que salen a escena.

El equipo de gestión ha de ser cuidado tanto como el musical, puesto que por muy buena que sea la orquesta, si no se cuenta con gente suficiente para gestionarla, difícilmente podrá mostrar todo el talento de sus músicos creciendo como agrupación. La única manera de lograr cotas mayores es aunando esfuerzos, ya que sólo trabajando juntos – músicos y equipo de gestión –  se podrá superar el duro presente que tienen las orquestas en nuestro país.

Desde el atrilero hasta el director técnico pasando por el archivero o el primer cello. Todos son la orquesta.

Imagen: Pavel L Photo and Video / Shutterstock.com

Miguel Rodríguez
Fagotista, escritor y gestor cultural. Director técnico en la Barbieri Symphony Orchestra y colaborador en Conciertos Vitoria S.L.

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