El oído y su funcionamiento musical
Con el permiso de Beethoven, el oído es un sentido imprescindible para los músicos y se convierte en una de sus armas más potentes a la hora de crear e interpretar, así como para sentir y comprender la música en todo su conjunto. Para entender cómo funciona el oído es interesante atender a su estructura física, sus distintos componentes, así como a las conexiones que se establecen entre este órgano y el cerebro.
En primer lugar es fundamental señalar la división del órgano auditivo en tres zonas diferenciadas como son la interna, la externa y la zona media. Según esta distinción, cada uno de los componentes que conforman las distintas partes tienen una función bien delimitada para transformar las vibraciones en señales que posteriormente interpretará el cerebro como sonidos.
El oído externo está conformado por la oreja o pabellón auricular y el conducto auditivo que cumplen la función de potenciar, recoger y canalizar los sonidos hacia las zonas interiores. Esta es la parte visible de nuestro sistema auditivo que finaliza en la conocida como membrana timpánica y se protege de las posible agresiones externas mediante la secreción de cerumen.
En el oído medio encontramos una caja hueca en la que se sitúan el martillo, el estribo y el yunque. Se trata de tres pequeños huesos que vibran para transmitir el sonido. Esta zona está diseñada de modo que se establece una conexión eficaz hacia el oído interno a través de la ventana oval, se proporciona una salida a las vibraciones mediante la ventana redonda y se logra un correcto equilibrio de presión entre el exterior y el interior gracias a la conocida como trompa de Eustaquio.
En el oído interno, la complejidad de las estructuras permiten, no solo recibir los sonidos gracias a la acción de la cóclea, sino también controlar el equilibrio de la persona a través del laberinto.
El aspecto fisiológico referente a la recepción del sonido es fundamental para el funcionamiento de este importante sentido. Sin embargo, la comprensión de las vibraciones que llegan a las distintas partes del sistema auditivo no sería posible sin una correcta transmisión de los datos hacia nuestro cerebro.
Así, en el oído interno se encuentran las denominadas células cilíadas que, tras ser estimuladas por las vibraciones que se transmiten a través del oído medio y son recibidas por los conductos más externos, estas células transforman la información en impulsos eléctricos que se transmiten de forma casi instantánea al cerebro a través del sistema nervioso.
La participación del cerebro es imprescindible para la correcta comprensión y asimilación de los sonidos. Hasta tal punto esto es así que el cerebro consigue discriminar sonidos que se rechazan de forma subconsciente en pro de una mejor comprensión.
¿Cómo funciona el oído musical? Clic para tuitear
Así, está demostrado que una persona es capaz de concentrarse en un único sonido llegando a obviar una gran cantidad de ruidos diversos que puedan acompañarlo. Como claro ejemplo de esta afirmación podemos mencionar una conversación entre dos personas en un ambiente ruidoso. En este caso es muy posible que la persona concentrada en escuchar a su interlocutor no sea consciente de la enorme cantidad de ruido que rodea a ambos.
En este tipo de casos, los estudios demuestran cómo se activa con especial incidencia el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro ante una situación de necesidad de concentración en un sonido determinado.
En este mismo sentido, un músico totalmente concentrado en la reproducción de su creación puede estar totalmente ajeno a los ruidos procedentes del exterior siendo capaz de mantenerse al margen de todo sumido en su propio mundo de inspiración.