Escuchar música para reducir los síntomas depresivos
Las propiedades terapéuticas de escuchar música han sido corroboradas por numerosos estudios y uno de los ámbitos en los que ofrece mejores resultados es el de la depresión.
Un estudio necesario
La depresión es una de las enfermedades (o trastornos, según la terminología que se prefiera) más complejas de tratar por la gran cantidad de variables que intervienen en la misma. No en vano, no hay un agente exógeno que esté infectando el organismo y que deba ser neutralizado sino una compleja maraña de pensamientos, sensaciones y emociones que acaban afectando a la salud psíquica de los afectados. Por ello, los síntomas depresivos pueden manifestarse de muy distinta manera.
Un informe publicado por la revista científica Best Practice muestra los interesantes resultados de aplicar la música como tratamiento contra la depresión. Los promotores del estudio alegaban que, si escuchar música era un placer, ello debía tener evidentes beneficios para paliar las conductas depresivas. Además, en tanto que trastorno de índole mental o anímica, una experiencia netamente sensorial como la música podía llegar a ser incluso más efectiva que los fármacos. No iban precisamente desencaminados.
La música, un tratamiento eficaz contra la depresión Clic para tuitear
Desarrollo y características del estudio
Lo primero que deja claro el estudio es que la aplicación de la llamada musicoterapia como tratamiento contra la depresión no tiene por qué ser realizada por especialistas en salud mental. Es más, incluso el propio paciente puede desarrollarla por su cuenta al tratarse de algo tan placentero y sin contraefectos (si bien se recomienda que un especialista planifique el tratamiento). Lo segundo, y quizá más llamativo, es que el tipo de música no influye en la intensidad y rapidez de la recuperación.
Los investigadores permitieron que los pacientes seleccionaran el tipo de música que más les gustaba, en lugar de ser ellos quienes les proporcionaran las piezas que juzgaran más apropiadas. En este sentido, se priorizó escuchar música familiar y que despertara recuerdos y sensaciones agradables aunque no respetaran los patrones rítmicos y melódicos más recomendables objetivamente. A partir de ahí, los profesionales utilizaron distintos protocolos de medición de la evolución de los síntomas depresivos.
El estudio contempló seis ensayos controlados y se dispuso un grupo de pacientes que participaban activamente en el tratamiento de musicoterapia y otro que quedaba como grupo de control (para comprobar hasta qué punto se aceleraba la recuperación en el primer caso). Por supuesto, los síntomas depresivos eran más o menos comunes a todos los afectados pero la gravedad de sus problemas de salud sí que difería entre ellos. Así, había pacientes sometidos a radioterapia y otros, por ejemplo, a cuidados coronarios.
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Las grandes conclusiones
Pronto quedó demostrado que la elección de la música preferida por el paciente era el primer éxito del estudio. Lejos de ser vista como una terapia de choque, escuchar música era una experiencia agradable y ello rebajaba las tensiones y aparcaba los pensamientos negativos. Se constató, asimismo, que los beneficios de escuchar una serie de canciones una sola vez eran virtualmente inexistentes. Para que el tratamiento resultara exitoso, los pacientes debían seguirlo durante, como mínimo, dos o tres semanas.
El estudio contempló once tipos de distintos de mediciones de la evolución de la depresión. Quedó claro que los pacientes sometidos a tratamientos médicos más agresivos (como la radioterapia) no experimentaban una mejoría significativa en sus síntomas depresivos, al igual que tampoco la experimentaban los afectados por insomnio o problemas musculares. En cambio, en los tratamientos geriátricos, contra la ansiedad y durante y tras los embarazos, sí que se registró una evolución más favorable.