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La Lotería de Navidad tiene en el canto de los niños de San Ildefonso su principal seña de identidad, siendo una tradición fortuita pero con mucha historia.
Las celebraciones navideñas tienen como primer acto en nuestro país el gran sorteo extraordinario de la Lotería Nacional. Esta tradición está fuertemente arraigada en nuestra historia reciente pero sus orígenes no están tan claros. Se acepta que en algún momento del reinado de Carlos III se introdujo la lotería en España pero que habría que esperar hasta 1812, con el país invadido por los franceses, para realizar un sorteo navideño (con objeto de recaudar fondos para la guerra).
Curiosamente, se da la circunstancia de que la principal característica escénica de la Lotería de Navidad, el canto de los niños del Colegio de San Ildefonso para comunicar los números, es anterior incluso al propio sorteo. Este centro fue requerido para que sus alumnos, huérfanos en su gran mayoría, participaran en un sorteo ordinario en 1771. Los espectadores de los sorteos se habían quejado de la dificultad para oír los números. Un recitado más melódico contribuiría a mantener la atención del público.
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La confirmación del sorteo navideño como tradición anual se haría esperar hasta finales del s. XIX pero la participación de los niños cantores ha permanecido inalterable desde entonces. Las voces blancas siempre han tenido ciertas connotaciones espirituales en los cantos católicos, por lo que la incorporación de este hilo musical era también una forma de dar un toque cristiano a una práctica (el juego de azar) que, recordémoslo, no era muy buen vista por los católicos más estrictos.
En 1771, el pensamiento ilustrado contaba con bastantes adeptos en la Corte madrileña. Ello imprime un sesgo más humanista a cualquier evento público y qué duda cabe que la participación de niños desamparados se enmarcaba dentro de esta línea (cada uno de los pequeños recibía una limosna). La buena respuesta del público permitió consolidar este formato y cuando se introdujo el sorteo navideño anual no hubo ninguna duda de que los niños debían seguir cantando.
También está fuera de toda consideración que el sorteo actual no se entiende sin el concurso de los niños de San Ildefonso, o, lo que es lo mismo, sin esa musicalidad tan estrechamente vinculada con el sorteo. La música, en efecto, convierte al día grande la Lotería de Navidad en un espectáculo completo. Hoy día, el colegio sigue acogiendo a niños procedentes de familias con problemas económicos, por lo que el simbolismo que inspiró el primer sorteo se mantiene en la actualidad.