¡Devuélveme el dinero de mi entrada!
Cuando compramos cualquier cosa podemos devolverla, cambiarla por otro artículo, obtener un vale para hacer otra compra. Se puede hacer con casi todo, ropa, zapatos, libros, cd´s, tecnología… Pero ¿qué hacemos ante un concierto o una actuación que no nos ha gustado? Lo máximo a lo que podemos aspirar es a quejarnos con nuestro acompañante y, como mucho, hacerlo saber por redes sociales. Si te decimos que reclamar el dinero de las entradas puede ser una opción, seguramente nos tomarás por locos. Pues te aseguramos que no es una de nuestras locuras y está mucho más cerca de lo que imaginas.
Por lo pronto, Finlandia ha tomado la iniciativa, ya que el Consumer Disputes Board (que es algo así como la oficina del consumidor y que depende del Ministerio de Justicia) ha planteado una medida que obliga a devolver la mitad de lo que valen las entradas a todos aquellos asistentes a un espectáculo que hayan quedado descontentos por su baja calidad. Desde Consumer Disputes Board explican que para determinar si un espectáculo cumple las expectativas del público o no, se tendrá muy en cuenta la visión general de los asistentes y no se podrá tomar la decisión basándose solo en criterios subjetivos de gusto u opinión.
CHUCK BERRY: EL ORIGEN DE LA POLÉMICA
Precisamente la posibilidad de reclamar el dinero de una entrada comenzó en la capital finlandesa de Helsinki en 2013, tras un concierto que ofreció allí el guitarrista norteamericano Chuck Berry. Uno de los asistentes se sintió descontento con la actuación y exigió que se le devolviera lo que había pagado alegando que al artista se le veía fatigado en el escenario. Todo un mito de la historia musical, criticado por no cumplir las expectativas.
Aunque hay que señalar que el nivel cultural de los finlandeses es muy elevado, debido a la facilidad con la que pueden acceder a espectáculos de todo tipo, en este vídeo puedes valorarlo por ti mismo.
¿SERÁ VIABLE QUEJARSE EN ESPAÑA?
Eso es lo que hay que determinar. En primer lugar, habría que analizar hasta qué punto afectaría de forma negativa una medida similar a la industria cultural de España y qué repercusiones tendría para el público. No está claro si este tipo de normativa, en nuestro país, reduciría la oferta por miedo a las reclamaciones monetarias, si subirían los precios para aplacar las pérdidas por las devoluciones o si cambiaría los espectáculos. Respecto al público quizá produciría un efecto llamada, por aquello de que si no quedas satisfecho puedes pedir la mitad del coste.
Todo esto son sólo conjeturas y posibles consecuencias si se aplicara la nueva ley finlandesa en España. Lo que es una realidad, es que todos hemos salido alguna vez (o muchas) decepcionados de actuaciones teatrales, un concierto o cualquier otro tipo de representación, que prometía mucho pero después no era para tanto.
¿Si se aplicara en España, crees que hundiría la oferta cultural o, por el contrario serviría para elevar la calidad de los espectáculos en cartelera?