12 ideas para cuando te duele tocar
Cuando estudiaba el piano en Barcelona, entre nosotros nos decíamos «cuidado, porque si te lesionas, podrás volver a tocar pero nunca será lo mismo». Vi a muchos de mis compañeros lesionarse, dejar de tocar un año, posponer el examen de Superior. Y empezar la peregrinación para buscar soluciones, técnicas, métodos.
Lo mío fue romperme el brazo… años más tarde. Llevaba 18 meses viviendo en Berlín, y un día, plof, te resbalas, se va todo. Y comienza la recuperación. Cirugía, fisioterapia, estudiar con una mano, estudiarlo todo de nuevo.
Aprendí que el cuerpo es una fuente de regeneración. Si confías en él, y haces cosas que le gustan, él confía en ti y te devuelve la fuerza, la vitalidad, la movilidad. Y aquí van 12 ideas para acelerar tu recuperación.
(Cuando menciono dolor, me refiero a un dolor intenso, persistente, de hace tiempo. Leves molestias de un día, por lo general, desaparecen por sí mismas si no les hacemos mucho caso.)
Dormir. Si quieres que el dolor se convierta en bienestar, comienza por dormir 8-9 horas al día. Si puedes dormir 10 horas, hazlo.
Hidratarte. Después de levantarte, bebe 3/4 de litro a 1 litro de agua. Durante el dia, bebe 1-2 litros más. Hidratación es importante para ayudar al cuerpo reparar células y eliminar toxinas.
Respirar. Cuando nos duele, tendemos a aguantar la respiración. Los músculos se tensan también porque les falta oxígeno. Respira profundamente, intentando abrir cada músculo del cuerpo con la respiración. Como ejercicio, abre bien las costillas al respirar. Prueba de repetir estos ejercicios durante el día.
No separar la zona que duele del resto del cuerpo. Cuando sentimos dolor, queremos investigar, mover la zona y analizar qué movimientos nos traen más dolor. Sin embargo, esto segmenta el cuerpo en partes, y podría ser una razón por la cual te empezó a doler en primer lugar.
Echarse en el suelo. Descansar el peso sobre una superficie es lo que nos permite relajar, y esto ocurre porque la superficie es más firme que nuestro cuerpo. Cuanta más superficie, más relajación. Por ello, dormimos echados y no de pie. Prueba un ejercicio de Método Resonancia: 1) échate en el suelo, sobre una manta o alfombra, con las piernas estiradas. 2) empieza por respirar de manera que vayas notando el suelo cada vez más. Respira hacia la zona que toca el suelo, prueba de aumentar el contacto mediante la respiración. 3) siente cómo el peso se va relajando hacia el suelo. 4) siente cómo va cambiando la sensación corporal – y luego será interesante comprobar qué ha cambiado cuando te vuelvas a levantar (recomiendo levantarse de lado).
Caminar sintiendo el peso. Las personas que sienten dolor no apoyan bien el peso sobre el suelo, tanto de pie como al caminar. Al caminar, hazte consciente de cómo el peso cambia de un pie al otro. Como consecuencia, tal vez camines más lento de lo normal. ¿Cómo se siente esta manera de caminar? ¿Cómo afecta esto a la respiración?
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Estar en la naturaleza. Si tienes la ocasión, toma el tren, el bus, tu bicicleta o camina, a donde haya naturaleza, aunque esté cubierta de nieve. Sólo estando allí, tu cuerpo puede volver a sus raíces, tus pies pueden tocar la hierba, mojarse en el agua, puedes respirar aire fresco.
Tener cuidado con la medicación antidolor. Conforme vayas haciendo progresos, la sensación de dolor cambiará. Y querrás poder captar las señales del cuerpo. Ellas te indican cómo vas evolucionando.
Hacer algo que te aporte alegría. Y hacerlo regularmente. Tanto si es encontrarte con un buen amigo, tomar un baño, mirar una película divertida, leer un libro… Intenta hacer una actividad que te recargue emocionalmente al menos una vez al día.
Ser paciente. Las cosas necesitan tiempo para sanar, ajustarse. Date el espacio que necesitas para recuperarte completamente.
Practicar una pieza con la que te sientas emocionalmente vinculado/a. El dolor por tocar viene de movimientos repetitivos sin intención musical ni emocional. Para restablecer el vínculo emocional, y también seguir motivado/a («voy a tocar/cantar esa pieza!»), practica una pieza que te fascine, disfruta del sonido.
Practicar sólo cuando no tengas dolores. Practicar con dolor es como estabilizar la lesión. Respira profundamente, practica durante unos minutos, luego descansa. Descansa mucho. Aunque sólo puedas tocar la primera nota del concierto de Beethoven. Disfruta esa nota, porque con el tiempo podrás tocar todas las notas que siguen.
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La resonancia del sonido regenera tu cuerpo. Toques lo que toques, intenta crear un sonido pleno, resonante, lleno de armónicos. Si lo conviertes en una costumbre, te recuperarás estudiando tu instrumento.
(Nota: sin intención de dar consejos médicos, sirva esta lista como inspiración y como testimonio de lo que funciona para mi y para los músicos con los que trabajo.)