¿Eres profesor o te interesa la pedagogía?
Te mantendremos informado de todas las novedades de la sección. ¡Déjanos tu email!
Acepto la Política de Privacidad
En la vorágine de cambio que vivimos, ¿por qué nuestras jóvenes orquestas siguen igual?
Que no se me malinterprete, yo he disfrutado como el que más de las jóvenes agrupaciones que existen en nuestro país, desde ser de los pioneros en la Joven Banda Sinfónica de Castilla y León en su primer encuentro – septiembre de dos mil cinco, lo que ha llovido ya – hasta la Joven Orquesta Nacional de España. Me lo he pasado genial, he estudiado, aprendido y probablemente gracias a ellas yo decidí dedicarme a esto de la música. Es más, la desaparición de muchas de ellas me causa una gran desazón ya que no creo que sean tan caras de mantener y sin embargo al cerrarse privan a las nuevas generaciones de las fantásticas experiencias que yo viví.
Pero aún así creo que se puede hacer más. Partimos de la base de que hay un proyecto pedagógico detrás de la agrupación, una misión formativa que justifica la existencia de la propia orquesta. Y sin embargo seguimos metidos en el modelo de clases individuales con los profesores y seccionales – cuando los hay – y ensayos con el director y una pequeña gira de conciertos. Eso, hoy en día, de pedagógico tiene poco.
Las jóvenes orquestas deben evolucionar su proyecto pedagógico Clic para tuitear
No voy a entrar en la actividad de cada orquesta, el número de encuentros al año y lo educativo o no de cada proyecto llevado a cabo, sino en el concepto general. Hoy tocar un instrumento muy bien ya no es sinónimo de conseguir un trabajo – en otra ocasión abordaré algunas cifras para ejemplificar esto – y si no nos adaptamos a esta situación vamos a seguir creando músicos perfectamente preparados pero frustrados por la falta de oportunidades. Que los hay y muchos.
¿Es que en un encuentro de dos semanas de duración no se puede encontrar un momento para hablar del desarrollo de la carrera profesional? ¿No es viable quitar un par de horas de ensayo y mostrar alternativas laborales dentro del mundo de la música? Lanzo la pregunta al aire para ver cómo cae, ya que pienso que si nuestro currículo de enseñanzas medias y superiores está bastante anticuado y focalizado solo al instrumento, las jóvenes orquestas pueden dar un paso adelante y mostrar que la música es mucho más que sentarse frente al atril y hacer lo que dice el director. Ya que la JORCAM, JONDE y OJEX no son canteras propiamente dichas – porque, seamos claros, no lo son – de sus hermanas mayores ORCAM, ONE u OEX, por citar algunas, hagamos algo más con ellas.
Con este artículo no tengo intención de malmeter ni faltar a la labor que hacen las jóvenes orquestas, ya que sin ellas es posible que muchos de nosotros no siguiéramos dedicándonos a la música. Pero tampoco me estoy inventando una necesidad: la JONDE en su último encuentro de verano ha llevado al violinista David Peralta, y fueron sus propios alumnos los que le pidieron que, como Social Media Manager de reconocido prestigio que es, les diese una charla sobre redes sociales en su tiempo libre. He ahí la prueba de que nuestros jóvenes talentos saben de sus carencias y quieren ponerles remedio. Solo falta que las instituciones con las que se relacionan les den las herramientas para hacerlo.
Miguel buena reflexión. Pues pienso que lo que falta es continuidad en los proyectos. Son encuentros cerrados en fechas concretas y pienso que cada alumno dentro del conjunto orquestal debería de recibir un adecuado seguimiento el cuál asegure una verdadera comprensión de la interpretación en grupo y del hecho en sí de ser músico. Con respecto a que tocar bien no te asegura una plaza es un gran avance en nuestro país. Hoy se toca bien, ahora hay que marcar la diferencia. Un saludo
Muchas gracias Juan Francisco. Lo que dices sobre la continuidad daría para otra publicación, pero si que es verdad que seguir la carrera de nuestros músicos sería una buena manera de poder aumentar el valor de las jóvenes orquestas, sirviendo de guía y como centro de intercambio de experiencias entre alumnos que ya pasaron por las agrupaciones y ya están incorporados al mercado laboral y los que están estudiando. En cualquier caso, lo que dices tú: hay que marcar la diferencia.
Gracias otra vez.
Un saludo.
Una alternativa, como opción a desarrollar las Jovenes orquestas, debería ser la «ampliación» de las mismas y convertirlas en Community Orchestras. La traducción del término podría confundirse con las orquestas de la comunidad que algunas autonomías tienen pero yo me refiero a los proyectos sociales/sin ánimo de lucro que existen en los Estados Unidos. Eso primero abriría la puerta a muchas personas que dejaron de estudiar música y quieran retomarlo y segundo crearía un vinculo socio-cultural dentro de las comunidades/barrios/ciudades donde se intentase. Las posibilidades, a partir de ahí, son infinitas.
Efectivamente Juan, la comunión entre las instituciones culturales y la sociedad es algo básico para la subsistencia de las mismas, y me alegro de ver que hay gente como tú que se interesa por el tema ya que tenía pensado tratarlo en algún artículo dentro de poco. Muchas gracias por leerme!